Diccionario del Habla de los argentinos
EL DICCIONARIO DEL HABLA DE LOS
ARGENTINOS DE LA ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS, EN UN DECÁLOGO
1. Es un diccionario dialectal
nacional, es decir que registra voces (“curtir”, “facilongo”, “gilastrún”) y
frases (“hacer boleta”, “no hay drama”, “conciliación obligatoria”) de uso argentino, y no contiene las
correspondientes a la lengua general (“palestra”, “tenaza”, “marcapaso” o
“hacerse ilusión”).
2. Es un diccionario diferencial respecto
del Diccionario de la lengua española (RAE), en el sentido de que no contiene
palabras o expresiones de uso peninsular español recogidas en el DRAE.
3. Es una obra de autoría
colegiada, pues es elaborado por la Academia, y no por autores individuales. De
las 21 Academias de la Lengua Española, solo seis tenemos diccionarios como
obras de la Corporación.
4. Es el más caudaloso de los
seis diccionarios de las Academias hermanas: colombiana, chilena, uruguaya,
nicaragüense y hondureña.
5. Esta precedido de un extenso,
documentado y comprensivo estudio preliminar que da cuenta todos los logros y
proyectos empeñados en nuestro país en
torno a la materia lexicográfica argentina. Verdadera historia de
nuestra lexicografía nacional.
6. Es un diccionario
ejemplificado con citas reales, no inventadas. Cada voz o frase van acompañadas
por una ilustración escrita en cuyo contexto se aprecia su acepción neta de uso.
7. Esa ejemplificación real está
tomada de diversidad de fuentes argentinas: literatura, oralidad folclórica
editada, letras de canciones popularizadas, diarios(La Nación, Clarín, Página
12, entre muchos, de la Capital, y del
Interior: Los Andes, La Voz del Interior, El Territorio, etc); revistas (El
Amante, Claudia, Gente, Vida Silvestre, etc); sitios electrónicos de Internet,
etc. Todo ello prueba la vigencia de las voces.
8. Recoge los argentinismos más
frecuentes heredados de las principales lenguas indígenas de nuestro país:
quechua (“cóndor”, “apacheta”, “quirquincho”), guaraní (“yaguareté”, “ñandutí”,
“yarará”) y mapuche (“laucha”, “choique”, “cultrum”)
9. Contiene voces de diversa
procedencia: de pueblos de otras lenguas, inmigrantes en nuestro
país: italianismos (“torteleti”), francesismos (“placar”), afronegrismos
(“catinga”, “quilombo”), etc.De hablas populares especiales: lunfardo (“batir”,
“balurdo”, “cotorro”), del fútbol (“chilena”, “palomita”, “bostero”), de
drogadictos (“falopa”, “anfeta”. “mambeado”),hípicas (“cabulear”, “pintar”,
“semáforo”); de música popular (“bailanta”, “bardo”, “patovica”), juvenil
(“bajar un cambio”, “chabón”, de onda”); de registro rural (“estar alzado”,
“cabresto”, “azulejo”), coloquial (“chinchudo”, “pibe”, “macanudo”), vulgar (“franelear”, “traba”, “yegua”), etc.
10. Es un diccionario
patrimoniales decir que su contenido es un bien común del pueblo, que lo crea y
modifica a través de los años. La Academia no hace sino recogerlo de boca de
los compatriotas, estudiarlo, proponerlo en su DiHA y dar fe de que se usa,
opera como una simple escribana o notaria de la lengua. En vísperas del Bicentenario de nuestra
Independencia esta obra nos hace conscientes de nuestra identidad nacional a
partir de la legua común y de sus vida histórica, nos da sentido de pertenencia
pues participamos del mismo bien todos, nos prueba la capacidad creativa de
nuestro pueblo y nos ayuda a consolidarnos como comunidad integrada, porque la lengua es un primer elemento de
inclusión social.
Pedro Luis Barcia (Diccionario
del habla de los argentinos. Segunda edición corregida y aumentada. Buenos
Aires, AAL, Emecé Ediciones (Grupo Planeta), 2008, 701 p. )